Te he mirado caminando
por la calle del estío,
abrazado a la cintura de la brisa
vas vestido de silencio
por los riscos rumbo al río…
y yo queriendo retenerte en mis pupilas
para sentirte que eres mío en un instante
y te confundes como una ráfaga
efímera
del sagrado misterio que se alberga
por siempre en la sombra perpetua.
y solo la luna sabe donde van tus pasos
te vas quedado en mi memoria
como un tenue recuerdo del gorrión fugitivo,
que se fue dejándome una tarde
de color azul como tu vida.
solo queda de tu siembra
una penumbra de encantos fugaces.
hoy te sé inventando primicias
y soñando con llegar a ser primero
entre el fulgor de todos los maestros de las odas y los versos,
Asoreth
No hay comentarios:
Publicar un comentario